Hay muy pocos conceptos que han sido objeto de un uso tan generalizado y, sin embargo, poco claro como ha sido el de cultura.
Para nuestra Cátedra, la cultura tiene mucho que ver con la comunicación, con las significaciones compartidas que permiten la interacción de un grupo. Desde esta perspectiva, la cultura no es patrimonio de unos pocos y, precisamente por ello, dicha concepción presupone cierta distancia con nociones que impliquen una equiparación entre cultura y “alta cultura”. Por el contrario –y tal como quedará explicitado en las primeras clases- ustedes y nosotros somos miembros competentes de una cultura, jugadores diestros para movernos con eficacia en un campo de juego (el de la cultura) cuyas reglas creemos conocer bien.
Por esta situación, porque estamos inmersos en aquello que pretendemos estudiar, nos enfrentamos a algunas dificultades para abordar nuestro objeto de estudio. Cuando llevamos mucho tiempo de ser socializados (“culturizados”) en torno a la “naturalidad” de un cierto orden de cosas (por ejemplo, los códigos culturales que reconocemos como legítimos), es difícil admitir que dichas cosas podrían ser de otro modo. Tan sólo para poner un ejemplo, para quienes han sido educados dentro de cierta lengua, parecería existir una especie de vínculo natural y necesario entre el sonido de una palabra y el objeto al que se refiere.
Entonces, analizar el mundo de la cultura no es tarea fácil, no es sencillo descifrar la arbitrariedad que se esconde detrás de lo que asoma en la realidad como “natural”. Precisamente, esa especie de ceguera forma parte del juego de la cultura y de allí que nuestra propuesta consiste en indagar más allá de la superficie de las creencias habituales.
El desafío que nos proponemos es justamente estimular en ustedes –quizás con la excusa de estudiar la cultura- el desarrollo de la curiosidad y la indagación creativa que ponga en tela de juicio lo dado como el único orden posible (desfamiliarizar lo familiar, en términos de un autor llamado Z. Bauman a quien leeremos durante el curso).
Los textos que trabajaremos van en esa dirección, deberían servir para pensar que detrás de la pedagogía de la compleja maquinaria de consumo en nuestras sociedades no existe sólo la banalidad, el hedonismo o la azarosa colonización del deseo, detrás residen nada menos y nada más que cuestiones de poder. Creemos no equivocarnos si dijéramos que el curso, en su totalidad, es una reflexión sobre mecanismos, dispositivos, estrategias de poder en los tiempos que corren.
Por ello, nuestra asignatura forma parte del ciclo de estudios introductorios de nuestra universidad. Las competencias que deben estimularse en ese ciclo son fundamentalmente las recién apuntadas: ayudar a la formación en nuestros alumnos de la capacidad de reflexión crítica frente a la realidad. Los expertizajes disciplinarios específicos están en los libros -como lo venimos diciendo hace años y como nos escucharán decir en este curso- pero la capacidad de pensar con autonomía es un aprendizaje que implica una actitud de vida ligada a la búsqueda de libertad. Y ese aprendizaje hay que iniciarlo y ejercitarlo desde el inicio en la fascinante aventura por el conocimiento que ustedes han emprendido.
Sin ese atributo, esencial en la formación de un alumno de educación superior en una universidad pública estatal, los conocimientos técnicos flotan en el vacío, sin anclajes. La concepción que privilegiamos en la formación de nuestros alumnos apunta a la revalorización de la educación como poseedora de valores propios y no sólo como respuesta a demandas utilitaristas en clave de valores económicos.
Edgar Morin sostiene que la reforma del pensamiento es una misión social clave: formar ciudadanos capaces de afrontar los problemas de su tiempo. Pensar en éstos términos es desestimar las tendencias de las McUniversidades (sobre el McMundo hablaremos en las primeras clases); implica alentar en nuestras aulas un clima cultural en donde la educación sea apreciada no sólo por los servicios que pueda prestar, sino por los valores que representa. Esos valores apuntan en nuestra asignatura, como en otras del ciclo inicial, “a formar” una calidad de ser humano con una cierta concepción del mundo, concepción en el que la barbarie sea intolerable y la inequidad y la injusticia signifiquen un desafío en el cual valga la pena destinar todos los esfuerzos posibles en la futura vida profesional.
Como podrán apreciar, pareciera que hemos hablado poco de cultura, y un poco más de ciertos valores, aunque estos sólo tienen sentido en un determinado marco cultural.
Nuestra perspectiva está planteada y la experiencia en los años pasados en nuestra joven universidad ha sido siempre positiva en ese sentido. Pero, debemos destacar que concebir el conocimiento en los términos planteados exige dedicación, una férrea voluntad y metas inclaudicables. Esto es nada más y nada menos lo que esperamos de ustedes.
Les deseamos una buena cursada y bienvenidos a esta introducción al mundo de la cultura.
Prof. Titular Lic. Enrique Valiente y Equipo Docente
No hay comentarios:
Publicar un comentario